Todo evoluciona conforme pasa el tiempo, y la atención
temprana no iba a ser menos. Ayer se reunieron en Castellón miembros de la
consellería de igualdad y políticas inclusivas de la comunidad valenciana para
crear una mesa de trabajo intentando avanzar en los modelos de trabajo de
atención temprana.
Durante la reunión, se habló de uno de los modelos de
trabajo que se trajo desde Estados Unidos y que muchos CAT ya tienen en
proceso. Hablamos del “Modelo basado en Rutinas”, el cual tiene un enfoque
centrado en la familia.
Pero,
¿qué es eso de basado en rutinas? Y ¿centrado en la familia?
Cuando hablamos de basado en rutinas, hablamos de un modelo
integrado en el día a día del niño y su familia. Y lo más importante, son ellos
los que nos marcarán nuestra manera de actuar. Nuestra labor será de tutor
estratégico del programa de intervención, pero los que realmente llevarán el peso
de la intervención será la familia y el entorno donde se encuentre el niño o
niña. Para ello, deberemos marcar objetivos consensuados y tener un compromiso
por todas las partes para poder cumplirlos.
Estas prácticas centradas en la familia tienen una clave,
trabajar en entornos naturales: casas, colegios, parques… e identificar las
necesidades en ellos, ya que son donde los niños pasan la mayoría del tiempo.
Tras toda esta explicación, todo parece obvio, ¿no? Pues
actualmente podríamos contar con los dedos de las manos los CAT que utilizan
este modelo. Es verdad que muchos se encuentran en desconcierto y en procesos
de transformación, pero no es la realidad actual.
LAS RAZONES PARA DEL
CAMBIO
¿Por qué son importantes las prácticas participativas? ¿A caso
no es suficiente con lo que hacen lxs profesionales con el niño/a en sus
sesiones de tratamiento? ¿Qué hacemos con los tratamientos ambulatorios que
hasta ahora hemos venido realizando? Lo primero que debemos dejar claro es que
el enfoque centrado en la familia respeta los derechos de lxs niños/as y su
familia. Y quiere contribuir al desarrollo de ambos. Por ello, huye de
convertir a la familia en terapeutas o coterapeutas. Pero sí quiere que la
familia desarrolle competencias, sus competencias. Aquellas que le puedan
servir para ayudar a su niño/a, ahora y en el futuro. Porque, en muchos casos,
la discapacidad que padece el niño o niña no va a desaparecer con la
intervención. Ni con el paso del tiempo. Y su familia es el único elemento que
va a permanecer. Lo va a acompañar a lo largo de todo su recorrido vital, el
cual será, de alguna forma, como el ascenso de una escalera. A veces
encontrarán rellanos y descansos que les harán estar cómodos. Otras veces el
ascenso será más complejo, con peldaños especialmente altos y difíciles de
subir. Pero siempre será un recorrido ascendente, costoso, lento y con
dificultades mayores o menores, para el que viene muy bien estar entrenado.
Por nuestra parte, tenemos la suerte de poder encontrarme en
un proceso de cambio hacia este modelo y este enfoque de trabajo. La pregunta
que nos hacemos, es: ¿los CATs están preparados para dar el cambio? O ¿somos
nosotros como profesionales los que no estamos preparados? Lo único que está
claro es que la ciencia cada día tiene más fuerza para avalar este tipo de
prácticas y nosotros deberíamos ceñirnos a lo que realmente está contrastado
científicamente. Seguramente se tarden años en cambiar las prácticas de algunos
centros, muchos por interés, otros por miedo, otros por desconocimiento… pero
el camino que llevamos es bueno.
Fuentes :
-
AEIPI
-
AELFA. Logopedia: evolución, transformación y
futuro (p.286-302). Madrid. AELFA
Alejandro Solana Vigo, Terapeuta Ocupacional y Fisioterapeuta en primera infancia